Consumidor Pasivo

1 06 2010

“Ayer subió la harina pan (claro en Venezuela se le dice así a todas las marcas de harina de maíz), la semana pasada fui al mercado y el pimentón está a cuarenta bolos, el mes pasado no se encontraba leche en polvo, pero la conseguí a treinta y ocho y la compré, porque es mejor comprarla, si no imagínate, como uno no puede dejar de tomar leche…” se hace común esta conversación, incluso porque la mayoría de las frases las hemos pronunciado nosotros mismos, sin pensar lo decimos, sin entender de sonde se nos inculcó este pensamiento y esta forma de ser, pero lo hacemos, quizá de allí parten muchos de nuestros problemas como sociedad, si aunque usted no lo crea, obvio ni muchos de los que me han escuchado decirlo, aún con los argumentos que esbozaré a continuación, aún así, posiblemente usted tampoco me entienda.

El tema está en que somos consumidores, muy consumidores digo hoy día; compramos por impulso, y sin control, no importa si está caro o no, vale decir que no escatimamos ni en comida, ni en ropa, ni en cualquier artefacto de moda (léase desde un par de zapatos hasta una súper camioneta pasando por un móvil celular), en pocas palabras, compramos lo que sea al precio que sea.

Es típico escuchar al mismo tiempo la queja del alto costo de la vida, abrazado de una bolsa de hielo, porque un venezolano no puede dejar de celebrar una fiesta, ni mucho menos un caraqueño puede dejar de ir a la guaira en fin de semana, sin contar el feriado.

Es así amigo mío, a este punto usted dirá: “ y este puritano que se cree”, pero resulta que también he ido a la guaira, he comprado hielo, ron y cervezas, también me dí lujos, es decir, soy como usted, pero intento analizar lo que nos sucede con otra visión, basado en mi propia experiencia.

Somos consumidores pasivos porque, al llegar al abasto el Portu subió el kilo de azúcar, porque el dólar paralelo subió, subió el jabón de baño, subió la carne, porque la sirve en bandeja, en fin todo lo que compraba con doscientos bolos el mes pasado lo puedo comprar con trescientos cincuenta, pero no dejo de comprar, no dejo el producto en el anaquel, sino que hasta me llevo dos si me alcanza, no hago ver mi descontento ante su abuso dejando el producto.

Lo mismo hago con el móvil celular que me gusta, los zapatos para los muchachos, la cartera que quiero, el carro.

No me detengo a pensar: ¿pero si está tan caro, para qué lo compro? Simplemente pago, me quejo y sigue el círculo vicioso.

Le digo que haga valer sus derechos como humano, no que le de trompadas al abusador del abasto, ni que haga saqueo, ni guarimba, ni mucho menos que robe.

Piénselo, le digo que haga valer sus derechos, si está muy caro, busque otro que le venda barato, si está dañado devuélvalo y exija su dinero, si logró reunir el dinero para un carro, exija que le atiendan bien como ha de ser, no espere y menos justifique que el comerciante, empresario, transportista merece encarecer los productos porque tiene familia y el dólar subió y el gobierno es malo.

Sea garante de su propia dignidad, no permita que le vean cara de bolsa…

Le aseguro que si muchos, miles, millones pensáramos de la misma forma el precio de la harina pan no subiría cada tres meses, la leche en polvo costara lo mismo que hace diez años.

Ahora le permito reírse, descuide se lo que piensa, me lo han dicho ya, el alto costo de la vida, la inflación, el riesgo país, bla, bla, bla…

En efecto puro bla bla, porque todo radica en que el productor recibe los insumos cada vez más caro, y sube el precio de su producto; luego el transportista hace lo propio y coloca la mercancía con un porcentaje adicional; el comerciante que no puede perder y asegurar su inversión le incrementa otro tanto y al final llego yo y le pago no un kilo de harina pan, sino tres y cuatro al triple de su precio original y de paso, le paso algo al que embolsa en la caja para que me saque otros tres “paquetes” más porque soy muy pilas…

La inflación depende del consto de vida, y los dos inician la ecuación en el precio de los productos; ¿siendo así quien sube el precio de los productos de la materia prima? ¿Quién eleva el precio del producto industrializado, incluso el cosechado? ¿Quien coloca el precio al producto antes de exhibirlo en el anaquel? Si no se equivocó el mismo al que usted justificó con los argumentos que ya conocemos.

Amigo mío, cuando compramos comida, artefactos, ropa, calzado, accesorios o vehículos somos todos iguales, con más o menos dinero, pero en esencia somos los mismos, seres humanos, ciudadanos, citadinos, campesinos, pueblerinos, en términos generales una sociedad, que indistintamente del nivel socio-económico permite que estos abusos sigan sucediendo, para esto no vale ser negro, blanco, moreno, chino, portugués, italiano, chavista, escuálido, en definitiva da lo mismo, o acaso la arepa del Valle es distinta a la de Altamira? Las caraotas de San Cristóbal son distintas a las de Maracay? No verdad, son lo mismo, entonces hasta cuando nos dejamos arrastrar por el sistema publicitario, por una cultura pasiva de consumo, que solo nos lleva en forma acelerada a contribuir con nuestra autodestrucción social.

Sabía usted que en los Estados Unidos se bajó el valor de la hora laboral en los años ochenta y no ha variado desde entonces sino un 1,5%? Sabe por qué? Pues porque los empresarios que tienen el control de la Nación negociaron con el Senado y “sugirieron” que si no aumentaban el salario mínimo, permitían más trabajo, por horas, y no aumentaban los precios dentro del territorio estadounidense.

Ellos mismos acá traen sus mercancías cada vez más caras, y nosotros le soportamos su economía con ganancias per capita y excedentes que les permite jugar con los costos de las monedas locales, y plantean que el problema comienza en el incremento salarial del trabajador, pero resulta que eso es la consecuencia de la inflación provocada por el aparato comercial en pleno.

¿Una vez más le pregunto hasta cuando seguiremos siendo Consumidores Pasivos?

Esta vez piénselo usted y reflexiones sobre el futuro, haga un ejercicio mental, plantéese cuanto costará el mismo kilo de harina pan en diez años y cuánto cree que podrá ganar de sueldo, no se emocione por el monto, será una farsa a la que de seguro algunos otros seguirán apoyando, respetando la lógica del mercado.